Un estudio de la prestigiosa revista “Nature Communications” indica que tanto el suelo en espacios verdes urbanos como en zonas naturales de todo el mundo, comparten niveles similares de múltiples contaminantes como metales, pesticidas, microplásticos y genes de resistencia a los antibióticos, asociados a las emisiones de los vehículos, los procesos industriales, el tratamiento con pesticidas y a las enfermedades de las plantas, así como a una mala gestión de los residuos.
Por lógica, cabría esperar que los espacios verdes urbanos estén más influidos por los contaminantes que los ecosistemas naturales, sin embargo, este estudio ha demostrado que uno de los contaminantes más preocupantes como los microplásticos, pueden dispersarse a través del transporte aéreo, la eliminación incontrolada de basuras y alcanzar los ecosistemas naturales.
«Sorprendentemente, encontramos proporciones similares de la forma y el tipo de polímero de los microplásticos en áreas naturales. Estas partículas afectan a zonas distantes por transporte atmosférico, siendo las fibras (generalmente poliéster y polipropileno que proceden de tejidos sintéticos, cuerdas y redes) la principal forma de partículas de plástico en suspensión”, detallan los investigadores Carlos Sanz Lázaro y Nuria Casado Coy, expertos en el estudio de la contaminación de plásticos y bioplásticos.
El avance de los contaminantes es tal que, como se detalla en el artículo, los suelos de la remota Antártida también presentan microplásticos, podrían proceder de las estaciones de investigación antárticas y actividades relacionadas con el turismo. También pueden proceder a través del mar o el aire de otros continentes, contribuyendo a la acumulación de microplásticos en los suelos de los emplazamientos antárticos.
Carlos Sanz Lázaro y Nuria Casado Coy son investigadores del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio “Ramón Margalef”.
